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En busca de Macondo

En busca de Macondo

Una visita al pueblo que vio nacer a Gabriel García Márquez, premio Nóbel de Literatura. Hoy Aracataca es más conocida como Macondo. ¡Bienvenido!

Publicado en La Época, edición No. 286 -

27-05-2007- La Paz Bolivia

Don Hinaldo Benavides Hormecheas, de 52 años, mototaxista bajo contrato y buen madrugador, no se imaginó que la mañana calurosa en que fue a trabajar a las cinco y treinta, habría de buscar por toda Aracataca los rastros que dejó el escritor Gabriel García Márquez.

Su ocasional pasajero, un joven turista boliviano, lo había contratado para que recorran juntos el pueblo buscando todo lo que tenga que ver con el escritor. Supo, entonces, don Hinaldo Benavides que Aracataca había vuelto a despertar curiosidad otra vez. Aquí nació Gabriel García Márquez, premio Nóbel de Literatura. Aquí vivió con sus abuelos maternos hasta cumplir ocho años de edad. Su abuelo, el coronel Nicolás Márquez, había llegado aquí en 1910 como recaudador de impuestos.

Este pueblo puede presumir ante el mundo la fama de haber inspirado a García Márquez a escribir la novela Cien años de soledad. Un mural grande, a la entrada del pueblo, confirma esta sospecha: “Me siento latinoamericano de cualquier país, pero sin renunciar nunca a la nostalgia de mi tierra: Aracataca, a la cual regresé un día y descubrí que entre la realidad y la nostalgia estaba la materia prima de mi obra”.

Don Hinaldo Benavides, nacido en El Carmen, del departamento Bolívar, no halló tantas dificultades para guiar al joven turista en su peregrina búsqueda. Hace 16 años que vive en Aracataca. Y fue testigo desde el pasado 6 de marzo cómo el pueblo despertó con 80 detonaciones de fuegos artificiales (la prensa dijo “cañonazos”) en honor al cumpleaños de Gabo.

Aquel día, por ejemplo, vio llegar a las once de la mañana un tren pintado de mariposas amarillas trayendo grupos musicales de todos los rincones de la costa caribeña. Estas bandas musicales, llamadas aquí papayeras, recorrieron Aracataca interpretando porro y fandango, ritmos tradicionales del caribe. Todo, gracias al cumpleaños número ochenta del escritor.

“¿Por qué no vino usted a este pueblo para el cumpleaños de don Gabriel?”, le preguntó don Hinaldo al turista boliviano.

“Es que recién estoy de vacaciones”, contestó el joven.

“¿Sabe? El pueblo está un poco molesto con don Gabriel”.

“¿Y por qué?”

“No vino aquí a celebrar su cumpleaños”.

“Es que ese día, Gabo estaba en Cuba”, dijo el joven turista.

“¡Qué pena!”, contestó don Hinaldo.

En efecto, el joven turista pudo advertir que había un poco de descontento en Aracata hacia el escritor. Lo querían en el pueblo para celebrar con él esa suerte medio extraña de tener 40 años de una fama casi olvidada.

Cien años de soledad ha sacado a este pueblo del anonimato, pero con otro nombre: Macondo. Y todo gracias a la fosforescente imaginación del escritor colombiano de cuya pluma nació un mundo mágico, donde todo era posible; “un mundo donde las cosas más maravillosas eran simplemente cotidianas”, según recuerda el propio García Márquez.

Pero no todos en el pueblo sienten descontento hacia el escritor. Raúl Salad, un comerciante de 47 años, “cataquero neto”, como se autodefine, dice que don Gabriel ya cumplió su tarea. “Que ahora hagan los políticos”, sentencia. Y con esa frase tan corta pero contundente, el joven turista entiende de inmediato a qué se refiere don Raúl: a la obligación administrativa que tienen con Aracataca sus autoridades elegidas.

Por esa razón, Pedro Sánchez Rueda, el alcalde de Aracataca, propuso a su pueblo, el año pasado, añadir el nombre de Macondo para atraer turismo. Su iniciativa busca proyectar la imagen turística de Aracataca ante el mundo, aprovechando ser la cuna del escritor.

Con ese objetivo en manos, el domingo 25 de junio de 2006, se llevó aquí una consulta popular para saber si sus 21 mil habitantes registrados en el padrón electoral estaban o no de acuerdo con añadir Macondo al nombre de Aracataca. Aquel día, sólo votaron 3742 habitantes de las 7400 mil almas que se esperaba.

“Yo hubiera apoyado al alcalde en la consulta”, dice don Raúl Salad. “La vaina es que él hizo las cosas solito, sin consultar a nadie; por eso perdió. Además, en todos los países hay Macondo, y eso es gracias a don Gabriel. Por eso le digo: él ya hizo todo por nosotros”.

 

Historia

Aracataca, uno de los 20 municipios del departamento de Magdalena, cuenta con 26 mil habitantes y vive de la agricultura, el comercio, la producción y exportación de banano, desde principios del siglo pasado.

La historia dice que Aracataca (que significa Río del cacique) tiene 122 años de vida. Se fundó al margen del río por los indios catacas, “descendientes de los bravos chimilas”. Pero el desenfreno hacia el alcohol y la viruela acabó con la cultura de esta comunidad y quedó en manos de los colonos, quienes –con el paso de los años– hicieron prosperar el cultivo del banano.

La bonanza se había asentado en el pueblo. Y con la llegada de la transnacional United Fruit Company, en 1905, se trazó para siempre un camino férreo, de cuyos vagones bajó una migración compuesta por “aventureros, contrabandistas y putas”; es decir, una hojarasca que le dio fama al pueblo de un descontrol total. En 1915, Aracata recién tuvo su primer alcalde.

De esa época se desprende un cúmulo de hechos increíbles que Cien años de soledad trata de evocarlos. Por ejemplo, aún se recuerda al primer párroco del pueblo, el padre Pedro Espejo, “más célebre por ciertos milagros que por su labor pastoral”. He ahí, tal vez, el hechizo que todavía tiene este pueblo para el visitante extranjero: arranca una curiosidad natural, pues cunde en el alma el deseo de saber si en este pueblo hay mariposas amarillas, tal como ocurrió en Macondo.

Pero no, quienes pretenden buscar en Aracataca los rastros míticos de Macondo que se describen en Cien años de soledad, se llevan una decepción. Aracataca tiene el aspecto de ser otro pueblo alegre y caluroso de los que hay en Beni, Pando o Santa Cruz.

El joven turista encontró un pueblo de color verde, pues sus cuatro esquinas están llenas de árboles y de calor. El termómetro no tiene ningún problema en decirnos que caminamos bajo 35 grados centígrados, casi todo el día.

 

Polo de desarrollo turístico

En noviembre de 2001, la estudiante de idiomas, Nidia Delgado, luego de asistir a un Congreso de músicos en Santa Marta, (al norte de Colombia, capital del departamento Magdalena) retornaba en bus hasta Bogotá. Pero por problemas mecánicos, el bus hizo una parada obligatoria justo en Aracataca. Estaba amaneciendo. Y reparar el problema del bus demoraría hora y media, por lo menos. Los pasajeros aprovecharon la estadía para desayunar y conocer un poco el pueblo donde había nacido tan ilustre escritor.

“Los chicos estaban yendo a la escuela, descalzos, con sus cuadernos en mano y llevaban su almuerzo en pequeñas bolsas. La plaza de Mercado ya estaba abierta, los ancianos se acercaban a desayunar. Y luego vi que las calles de Aracataca estaban barrosas, no estaban pavimentadas, parecía un pueblo abandonado, triste… No entendía por qué el pueblito donde nació tan famoso escritor vivía en estado de abandono”, dice la joven estudiante.

Pero esa imagen, a juicio de Fabián Marriaga, ex secretario social de la alcaldía de Aracataca, pertenece al pasado. Marriaga trabajó con el actual alcalde Pedro Sánchez y aspira ahora en convertirse en su sucesor.

Y dice, por ejemplo, que quieren convertir a Aracataca en un polo turístico de desarrollo. “Sólo así, va a mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes. No teníamos agua potable. Se está construyendo un nuevo acueducto, se está construyendo también un nuevo hospital para el municipio, con todos los requisitos que exige el ministerio de Salud”, dice Marriaga.

 

Casa Museo

La división de Patrimonio, del ministerio de Cultura de Colombia ha invertido 1.200 millones de pesos (562.851 dólares estadounidenses) para reconstruir la casa de los abuelos maternos del escritor donde vivió hasta sus ocho años.

Carolina Ortiz y Jorge Taborda, arquitectos responsables de la primera etapa de este proyecto, tienen en manos la misión de dejar hasta el 6 junio los cimientos de esta obra. Pero deben, antes, conseguir aquellos materiales originales con que se construyó esta casa. Quedan muy pocos registros fotográficos de ella, nos dicen. Y hasta ahora no han tenido mayores dificultades y están seguros de poder entregar la primera parte de la obra en el tiempo establecido.

Luego continuará la reconstrucción hasta entregarla el 10 de diciembre próximo; fecha en que se cumplirán los 25 años de que García Márquez recibió el Nóbel de Literatura. Y el 6 de marzo de 2008 se la estrenará convertida en un moderno museo.

Una vez terminado este proyecto, Aracataca espera recaudar 600 mil dólares por año. “Con este proyecto, no sólo seremos un municipio colombiano sino que nos convertirnos en un municipio del mundo”, dice Marriaga.

 

Macondo es único

Pese al supuesto fracaso de la consulta popular en Aracataca del año pasado, se puede ver por todo el pueblo carteles y pasacalles que reclaman para sí el orgullo de una fama que la historia parece haberle negado.

Don Hinaldo Benavides, le llevó al joven turista boliviano a una radioemisora llamada Macondo Stereo; le llevó a la biblioteca municipal Remedios, la Bella; le mostró la Residencia Macondo; la Unidad Médica Ambulatoria Macon Salud; la Institución Educativa Departamental mixta de Aracataca “Gabriel García Márquez”, cuyos buses escolares son de color amarillo.

Y por último, le mostró la Administración Postal Nacional “Casa del telegrafista”, lugar donde había trabajado Gabriel Eligio García, padre del escritor, que se instaló en Aracataca en 1924. Tres años más tarde, el 6 de marzo, nació Gabriel García Márquez.

En la Casa del Telegrafista hay una muestra permanente al público que, repartida sobre las paredes y en tres mesas blancas se puede conocer un poco más –y en persona– todos aquellos muebles, enseres domésticos, libros, cuadros y fotos que pertenecen a la familia García Márquez.

Entonces, el joven turista comprendió que Macondo existía sólo en su corazón, y abandonó para siempre la ambición peregrina de encontrarlo, pues tal vez mañana no tenga una segunda oportunidad sobre la tierra.

1 comentario

RAUL -

LASTIMA GRANDE QUE HO ARACATACA NO TENGA AGUA, EL TAL ACUEDUCTO SE LO ROBARON.- , EL NUEVO HOSPITAL DEL QUE HABLA EL FUNCIONARIOHOY ESTA EN PARO.-